El telescopio espacial James Webb de la NASA está avanzando a pasos agigantados en la astronomía con sus fotografías de 122 megapíxeles, principalmente infrarrojas, tomadas a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Cosas impresionantes. Sin embargo, el nuevo observador del cielo de la agencia espacial adopta un enfoque diferente: realiza ciencia espacial innovadora con 36 píxeles. No es un error tipográfico: 36 píxeles, no 36 megapíxeles.
La Misión de Espectroscopía e Imágenes de Rayos X (XRISM), pronunciada “crism”, es una colaboración entre la NASA y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA). El satélite de la misión se puso en órbita en septiembre pasado y desde entonces ha estado explorando el cosmos en busca de respuestas a algunas de las preguntas más complejas de la ciencia. El instrumento de imágenes de la misión, Resolve, tiene un sensor de imagen de 36 píxeles.
“Resolve es más que una cámara. Su detector toma la temperatura de cada rayo X que incide”, dijo Brian Williams, científico del proyecto XRISM de la NASA en Goddard, en un comunicado de prensa. “Llamamos a Resolve un espectrómetro microcalorímetro porque cada uno de sus 36 píxeles mide pequeñas cantidades de calor entregado por cada rayo X entrante, lo que nos permite ver las huellas químicas de los elementos que componen las fuentes con un detalle sin precedentes”.
Equipado con una extraordinaria variedad de píxeles, el instrumento Resolve puede detectar rayos X “suaves”, que poseen una energía aproximadamente 5.000 veces mayor que las longitudes de onda de la luz visible. Su objetivo principal es explorar las regiones cósmicas más calientes, las estructuras más grandes y los objetos celestes más masivos, como los agujeros negros supermasivos. A pesar de su número limitado de píxeles, cada píxel en Resolve es extraordinario, capaz de generar un rico espectro de datos visuales que abarca un rango de energía de 400 a 12.000 electronvoltios.
La agencia dice que el instrumento puede percibir los movimientos de los elementos dentro de un objetivo, ofreciendo esencialmente una perspectiva tridimensional. El gas que se mueve hacia nosotros emite energías ligeramente más altas de lo habitual, mientras que el gas que se aleja emite energías ligeramente más bajas. Esta capacidad abre nuevas vías para la exploración científica. Por ejemplo, permite a los científicos comprender el flujo de gas caliente en los cúmulos de galaxias y seguir meticulosamente el movimiento de diversos elementos en los restos de explosiones de supernovas.